La
concentración ha sido inevitable, debido al aumento constante de los
costes de producción y de la cuota de mercado por consiguiente, para
poder hacer frente a unos adversarios cada vez más competitivos, por
lo que al no haber un control estricto y bien organizado para que la
concentración no llegara a un punto tan álgido, la única solución
para sobrevivir en este mercado es la expansión para conseguir una
situación lo más óptima posible y la mejor fórmula para
conseguirlo es la concentración. De hecho, si miramos atrás en el
mundo de los medios de comunicación, los medios creados en base a
una vocación política, cultural, etc y sobre todo con intereses
informativos, ha ido desapareciendo para dar paso a otros medios
cuyos intereses son cada vez más comerciales, en un sector con
muchas posibilidades de expansión, como es el de los medios de
comunicación.
Otro
factor que ha influido considerablemente en la concentración es la
revolución digital, ya que ésta ha eliminado las grandes
diferencias que existían entre los distintos medios de comunicación,
por lo que la competencia se ha hecho más dura al poder ofrecer con
más facilidad contenidos muy similares, por lo que ha favorecido el
incremento de los procesos de concentración horizontal informativos
en los medios de comunicación, reduciendo con ello notablemente la
pluralidad de contenidos. Por ejemplo, existía una gran diferencia
entre los programas radiofónicos y los televisivos al poder ofrecer
estos últimos imágenes. Ahora con la revolución digital, los
programas de radio ofrecen con frecuencia en sus páginas web
cantidades ingentes de contenidos audiovisuales, por lo que la
diferencia entre ambos soportes ya no está tan delimitada.
La
principal idea de la concentración en los medios de comunicación es
orientarlo hacia el monopolio, lo cual considero positivo ya que
constituiría innovaciones en el mercado mediático que en la
práctica no se llevan a cabo, sino que en la realidad constituyen un
oligopolio en el que unos pocos grupos de comunicación detentan la
mayoría de la oferta del sector, por lo que da sentido al enunciado
de esta práctica, ya que a consecuencia de este oligopolio, el
público se ve sometido a una información que carece de pluralidad y
en la que sólo se tiene en consideración la opinión de unos pocos.
En definitiva se consigue una difusión excluyente y generalizada.
En
definitiva, el mayor problema de la concentración en los medios,
reside en la fuerte influencia social que generan desde su posición
de dominio, alterando con esta falta de pluralidad los valores
socioculturales y políticos entre otros. Esta distribución limitada
del poder altera el contraste de ideas y la libertad de expresión,
ya que cada vez hay menos medios independientes y menos posibilidad
de crearlos por el gran poder que ejercen los grandes grupos
mediáticos que hacen imposible entrar a competir en este mercado.
Por lo que las agendas de los medios y las opiniones son elaboradas
por unos pocos, sin ninguna posibilidad de que sean debatidos, por lo
que los medios que se encuentran fuera de este oligopolio acaban
siendo excluidos.
Sería
necesario, por tanto, la creación de políticas concretas que
intervengan en estos escenarios, ya que a los problemas mencionados
anteriormente se suman otros como que la concentración reduce por
consiguiente las fuentes de información y por tanto, ésta es muy
similar en todos los medios, por lo que cada vez se dificulta más el
poder contrastar dicha información lo cual desemboca en una mala
comunicación, ya que la información contrastada y verificada, así
como la interacción de las diferentes opiniones e ideas, son unos de
los principios fundamentales con los que cualquier medio de
comunicación debería contar.
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